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¿Comprar o alquilar? Esa es la cuestión…

La que todos nos hacemos. La que nos persigue cuando imaginamos nuestra casa ideal.

Nuestra vida está hecha de sueños y de ilusiones que caminan con nosotros, y a menudo tenemos claro lo que queremos, pero no tanto lo que debemos hacer para conseguirlo. En ese sendero vital lleno de dudas y sobre todo de ilusiones, hay una que tiene una gran importancia para nuestro futuro.

“Quiero encontrar ya mi hogar, mi sitio en el mundo, pero… ¿es mejor alquilar o comprar?”

Por eso es tan importante analizar nuestras opciones antes de tomar cualquier decisión. A continuación, ponemos sobre la mesa algunos de los factores más relevantes que debemos tener en cuenta a la hora seguir adelante.

Lo primero que debemos saber es que no hay una opción válida o que se imponga sobre la otra como la correcta. Cada una tiene sus ventajas, por lo que nuestra elección personal deberá derivarse de una suma de decisiones que contemplen tanto nuestra situación personal como la del mercado inmobiliario. Lo segundo es contar con el apoyo de nuestro agente inmobiliario de confianza. Nuestro agente podrá extraer datos objetivos sobre el estado actual de cada alternativa, las tendencias de los precios, las zonas al alza y las que todavía no han sido descubiertas. El consejo de un profesional, no nos cansamos de repetirlo, es la mejor garantía para no equivocarnos.

Dicho esto, vamos a realizar una revisión a grandes rasgos de las circunstancias actuales que pueden influenciar en esa decisión final. No es ningún misterio que ahora mismo el alquiler pasa por una etapa de encarecimiento. En otras palabras, alquilar es hoy más caro que ayer, por ello, a la hora de decantarnos por una vía u otra, es imprescindible sentarse a discernir las motivaciones. ¿Es nuestra casa definitiva, en la que queremos envejecer y ver crecer a nuestros hijos? ¿O quizá en el futuro nos veamos en otro lugar por razones laborales o emocionales?

También es importante que llevemos a cabo una proyección hacia el futuro. Comprar una casa puede ser una inversión, si así lo entendemos, debemos plantearnos su rentabilidad. Una recomendación que puede servir de guía para plantearse la compra es ponerse un límite de precio razonable, una cantidad que podamos pagar incluso si los tipos de interés suben.

Siguiendo la línea argumental a favor de la compra, lo habitual es que un inmueble se revalorice con el tiempo, por ello sondear el mercado con ayuda del agente inmobiliario de confianza, nos ayudaré hasta encontrar un buen precio. Si finalmente consideramos que la ventaja de comprar frente a alquilar es evidente: después de pagar todo, somos propietarios de un inmueble y podemos legarlo, alquilarlo o actuar como deseemos con él.

Por otro lado, lo que nos puede llevar a la ventaja, también evidente, de alquilar frente a comprar sería precisamente la flexibilidad que nos ofrece en todo momento, la menor carga económica, a veces puede ser más rentable que empeñarnos en la compra de un inmueble si contamos con unos ingresos más imitados o nuestra situación personal requiere de movilidad geográfica.

Así pues… toca sacar calculadora, hacer números al tiempo que escuchamos los consejos de nuestro agente inmobiliario. De ese modo nos aseguraremos de que, decidamos lo que decidamos, será la elección correcta para nosotros.

 

 

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