Cómo hacer una mudanza sin perecer en el intento
Hacer una mudanza no es tarea fácil, y para muchos supone un trastorno por el que prefieren no pasar, incluso llegan a contratar empresas para que empaqueten sus enseres personales, gastando un dinero que podrán invertir en reformar decorar sus nuevos hogares.
Pero, ¿y si te decimos que una mudanza puede convertirse en un momento bonito? Un momento para recordar vivencias del pasado, hacer limpieza de trastos viejos, e iniciar el tránsito hacia un nuevo hogar y una nueva vida.
Tras muchos años en el sector inmobiliario y después de haber acompañado a cientos de familias en sus cambios de casa, hemos preparado este pequeño listado de consejos con los que evitar dolores de cabeza y que tu mudanza sea un proceso sencillo:
En primer lugar, empieza a preparar la mudanza con mucho tiempo de antelación, cuanto más tiempo tengas menos pesado será el proceso. Evitarás que se acumule la faena y que las prisas de última hora.
Antes de empezar a seleccionar y empaquetar recuerdos y objetos personales, tómate un tiempo para hacer repaso de qué no has necesitado en los últimos años y vive el desapego como una forma de dejar espacio para nuevas vivencias y recuerdos.
Planifica el proceso de empaquetado, consigue cajas y maletas donde puedas meter todo aquello que vayas a querer conservar antes de vaciar los armarios, pues sino tendrás decenas de libros y abrigos que se pasarán semanas saltando de la mesa a la cama y viceversa sin saber dónde guardarlos. Localiza un rotulador, o varios, y haz listas de todo aquello que quieras llevar contigo.
Aprovecha para hacer limpieza de muebles, ropa y elementos de decoración que no tengan lugar en tu nueva casa o tu nueva vida. Regala o dona aquello que ya no vayas a utilizar, pues puede que alguien les de una nueva vida completando un ciclo sin fin.
Y ahora sí, empieza a empaquetar de la parte más recóndita de tu hogar hacia las habitaciones más cercanas a la entrada, y no pases a la siguiente estancia hasta haber terminado con la primera. De este modo evitarás tener cajas por enmedio cuando vayas a pasar y olvidarte de si los has cogido todo.
Muy importante, escribe en cada caja la estancia a la que pertenece lo que hay dentro. Así te resultará más sencillo reubicarlo cuando llegues a tu nuevo hogar.
Utiliza cajas pequeñas para los objetos personales más delicados, y no te olvides de forrar con papel de burbujas la cristalería y los objetos frágiles.
En cuanto a los muebles, empieza por desmontar aquellos que sea posible y guarda los tornillos en bolsitas que puedes pegar a estos con precinto. En los que no sean desmontables, retira los cajones si los tienen para reducir el peso.
Antes de mover todas tus pertenencias a tu nueva casa, ve primero sin nada, toma consciencia del espacio y haz una limpieza a fondo. Así, cuando llegues, estará listo para volver a poner todo en su sitio.
Finalmente, una vez tengas todo listo para transportarlo, elige el vehículo más adecuado, donde puedas aprovechar el espacio al máximo y evitar hacer muchos viajes de un domicilio a otro. Alquilar un furgón puede ser una buena opción si tienes que trasladar muebles de gran tamaño, y no dudes en pedir ayuda a familiares y amigos para que te echen una mano.
Como ves, una mudanza puede ser mucho más sencilla de lo que parece, tan solo necesitas tres paciencia, organización y muchas ganas de disfrutar de tu nuevo hogar.
“La vida son cambios, y los cambios, aprendizaje. Ábrete al cambio y aprende a vivir”